Un análisis del universo simbólico y filosófico de la música de Arca en sus álbumes Kick i a Kick iiii
«for the freaks, for the outcasts, for the dispossessed, for the weirdos, for the migrants, for the shunned, the mocked, the ridiculed, the misunderstood, the othered»
(«para los raros, para los marginados, para los desposeídos, para los bichos raros, para los migrantes, para los rechazados, los burlados, los ridiculizados, los incomprendidos, los otros»)
Arca
Arca (Alejandra Ghersi) es una artista original de Caracas, Venezuela (1989), considerada a día de hoy como un icono de la música experimental y electrónica. Sin embargo, no hay un único género musical que por sí solo pueda explicar toda su obra, ya que de hecho mezcla constantemente muchos distintos, expresión de una filosofía de la fusión que recorre todo aquello que hace, desde los sonidos hasta la expresión estética. Su música, aunque enormemente heterogénea y abarcante, trata de forma muy particular la disidencia sexual y de género, y utiliza la figura del monstruo para hablar de esta inadecuación orgullosa.
I. Lo monstruoso y lo queer: breve recorrido teórico
Arca no ha sido la primera en (re)apropiarse de estos términos para hablar de su experiencia como persona LBGT, y más concretamente, como persona trans.
La palabra «monstruo» viene del latín monstrum, que significa «portento divino», con raíz en el verbo monere, «avisar», y en el pensamiento clásico se refería a seres con forma anómala o criaturas fabulosas hechas de partes que se veían como incongruentes, ya que se consideraba que la aparición de estos seres indicaba que iba a tener lugar algún tipo de suceso sobrenatural. Funcionaban como mensajeros de lo extraordinario, anunciando una revelación y señalando que algo merecedor de importancia y atención estaba sucediendo. Susan Stryker, en su artículo My Words to Victor Frankenstein above the Village of Chamounix, realiza un paralelismo entre este tratamiento de lo monstruoso y el tratamiento que le da la sociedad como mujer trans. Particularmente, encuentra reconocimiento con el monstruo de Frankenstein de Mary Shelley: para ella el cuerpo trans también es uno que ha sido «descosido y vuelto a coser», y que por esas características de su corporalidad se le expulsa de la construcción de lo humano. Para ella, de la misma forma que distintos colectivos se han reapropiado palabras como maricón, bollera o puta, lo mismo debe hacer el colectivo trans con la palabra monstruo. En la novela de Shelley, la reacción del monstruo ante este rechazo que sufre por parte de su creador es aprender su lenguaje para poder enfrentarse a él, comportamiento que inspira a Stryker: en esta historia, el monstruo no adora a aquel que lo ha creado, sino que lo maldice. De la misma forma, Stryker maldice las condiciones que generan su exclusión, y la norma misma, que es aquello que produce en primera instancia la existencia de lo anormal, pero también de lo normal. Por ello, en su artículo, ella nos señala, afirmando que somos producto del mismo útero, que somos igual de construídos que ella, y nos llama a que descubramos las suturas y costuras en nuestro propio cuerpo.
«Transsexual embodiment, like the embodiment of the monster, places its subject in an unassimilable, antagonistic, queer relationship to a Nature in which it must nevertheless exist. (…) Like that creature, I assert my worth as a monster in spite of the conditions my monstrosity requires me to face, and redefine a life worth living.»
(«La encarnación transexual, como la encarnación del monstruo, sitúa a su sujeto en una relación inasimilable, antagónica y queer con una Naturaleza en la que, no obstante, debe existir. (…) Como esa criatura, afirmo mi valor como monstruo a pesar de las condiciones a las que mi monstruosidad me obliga a enfrentarme, y redefino una vida digna de ser vivida.»)
Susan Stryker
II. La filosofía en la música de Arca
Como ya hemos señalado, en la música de esta artista hay un borrado continuado de las fronteras entre géneros musicales, así como entre lo que se considera música y lo que no. Por ejemplo, no es nada rara la presencia de diversos ruidos en las mismas; de hecho, están casi siempre presentes de una forma u otra. Esto se debe a que Arca considera que hay una incapacidad intrínseca del lenguaje y de las melodías para contener toda la realidad, mientras que de alguna forma el ruido, como la monstruosidad, escapa a la codificación, y por eso mismo es más útil a veces. No hay una manera preestablecida en la que nos tenemos que relacionar con él, y despierta emociones de una manera más libre que los ritmos o letras ante los que ya sabemos cómo reaccionar.
Aunque todo su trabajo dialoga de alguna forma u otra con la idea de la monstruosidad, esta está sin duda presente con mayor fuerza en sus álbumes Kick i a Kick iiii, proyecto musical que salió a la luz entre 2020 y 2021. Y, ¿por qué Kick? Precisamente por esta dimensión de rebeldía ante la autoridad que hablábamos con Susan Stryker y el monstruo de Frankenstein. Arca declaró que cuando piensa en un kick, lo primero que se le viene a la cabeza es la imagen de una patada prenatal, ese momento donde los padres se dan cuenta de que su hijo no está completamente bajo su control sino que tiene su propia voluntad e impulsos separados de los suyos. El bebé no da esa patada por malicia, sino porque es un impulso vital. De la misma manera, ella quiere reivindicar ese primer momento de falta de acuerdo, de separación con respecto a la autoridad, en este caso paterna (también Frankenstein es, de alguna forma, el padre del monstruo, ya que le ha creado).
La expresión artística de Arca se caracteriza por una mutación consciente y deliberada del cuerpo, muchas veces dando lugar a formas claramente monstruosas, como por ejemplo tener dos cabezas en el videoclip de la canción Prada. Una de las características centrales del tratamiento de la monstruosidad por parte de la artista es la fluidez, que, por otro lado, es también central en la teorización queer de esta figura. La cantante afirmó: «Todos estamos en constante cambio, ¿sabes? Todos estamos en transición: del nacimiento a la muerte, es inevitable». Además, ha declarado buscar con su música un constante crecimiento que tiene que ver con hallar belleza en la incomodidad y con reconciliarse con los defectos de una misma o aquello que se considera vergonzoso, aunque pueda llevar a una amenaza a la propia identidad o a la imagen que tiene de tí tu comunidad.
En primera canción de este proyecto, Nonbinary, Arca canta: «What a treat it is to be nonbinary» («qué placer es ser no binario»). Una de las características que hacen a su obra tan interesante es, precisamente, la idea que subyace a esta afirmación; Arca, lejos de reducir su obra a la opresión y la violencia, también trata la salida de la norma como una oportunidad de alegría, disfrute y placer. Ella afirmó que quería celebrar haber sobrevivido, y esta dimensión de celebración es transversal a su creación artística. En este sentido, recuerdo la afirmación de Haraway sobre «las mujeres y otros cyborgs ilegítimos del tiempo presente, no nacidos de Mujer, que rechazan los discursos ideológicos de la victimización para gozar de una vida real». En esta creación musical, la transexualidad tiene un lugar innegablemente central, pero nunca es perspectivada desde la victimización, no hay nada en Arca que esté indefenso, ni necesita ser inocente para reivindicarse. También recuerda a Susan Stryker, y a sus monstruos que son capaces de redefinir una vida digna de ser vivida.
Sin embargo, los monstruos ya referidos no son la única figura que su obra recupera y dignifica, sino que hay todo un universo de arquetipos supuestamente malignos resignificados, como el caso de las brujas, a las que hace referencia en múltiples ocasiones. Otras figuras muy presentes, en diálogo con el constante tema de la maternidad, son las hijas, y también en Kick ii hay una canción dedicada expresamente a «todas mis muñecas», figura que simboliza las mujeres trans. Kick iii, de hecho, empieza con una canción titulada ‘Bruja’. Respecto a todas estas figuras, ha afirmado: «Ellas son parte de mí y también del inconsciente colectivo (…) yo no las creé, pero busco lidiar con ellas y aportar mi cosmovisión en la vitalidad que esas imágenes tienen y continúan teniendo».
III. Su universo simbólico y la reapropiación de los mitos.
Los mitos, en términos generales, han servido para naturalizar el mundo tal cual es y justificar y explicar el estado actual de las cosas como inevitable (por ejemplo, los mitos sobre el origen de la nación). Donna Haraway, en su obra Manifiesto cíborg, trata de generar un mito (el del cíborg, una criatura de mezclas ilegítimas) que haga la función contraria, que no naturalice, sino que blasfeme, y que sirva para imaginar nuevas posibilidades. El cíborg de Haraway «está totalmente comprometido con la parcialidad, la ironía, la intimidad y la perversidad», y lo mismo parece poder decirse de la música de esta artista. Haraway afirma: «Las herramientas [de los ciborgs] suelen ser historias, historias recontadas, versiones que invierten y desplazan los dualismos jerárquicos de las identidades naturalizadas. Al volver a contar historias de origen, los autores ciborgs subvierten los mitos centrales de origen de la cultura occidental». Aunque no sea a través de la literatura, sino a través de la creación musical, Arca también parece hacer suyo este propósito.
Además, en su lucha contra las esencias, Haraway sostiene que debemos buscar una regeneración, no un renacimiento, al estilo de las salamandras que ante la pérdida de un miembro se regeneran pero siempre con variaciones. Nosotras debemos seguir este ejemplo, y regenerar nuevos miembros con cambios cada vez, buscando que en cada reconstrucción surja algo nuevo.
Precisamente, en el videoclip de la canción Nonbinary podemos ver un parto totalmente fusionado con lo tecnológico, donde Arca es asistida por robots, y en el cual no se da un renacimiento de lo que existe tal cual es, sino que es una regeneración en la cual se crean nuevas posibilidades, nuevas mezclas y nuevas criaturas. Inmediatamente, se sigue una imagen de la artista en una concha que recuerda las imágenes clásicas del mito de Venus, diosa del amor, la belleza y la fertilidad; sin embargo, este mito se encuentra completamente revertido aquí, una tendencia que se puede destacar en varios momentos a lo largo de estos álbumes y que dialoga con la intención de Haraway.

El simbolismo del videoclip de la canción Prada también es enormemente interesante. La escenografía del inicio hace clara referencia a la estatua de Maria Lionza, en Caracas, una deidad femenina del espiritismo venezolano, originalmente de las regiones de Yaracuy y Carabobo y de devoción campesina y afrovenezolana, basada en un culto a los antepasados indígenas y héroes de la independencia del país. Acto seguido, vemos que en este caso la estatua de Arca se encuentra sobre un símbolo trans ardiendo, simbolizándose ella misma, por tanto, como una diosa trans. María Lionza, entre otras cosas, es diosa de la fertilidad, y por ello en esta estatua está agarrando con ambas manos una pelvis femenina. Arca, sin embargo, en una imagen con gran carga metafórica, no la está agarrando, sino que se retuerce debajo e intenta alcanzarla, pero sin nunca poder llegar a cogerla.

De hecho, en su música, aunque no es el tema central, también hay en varias ocasiones referencias a la conquista española de Venezuela, sea elegir la estatua de María Lionza con todo su simbolismo al respecto o cuando en la canción Incendio (Kick iii) dice “mira, la niña se pinta, tú dime la Santa María”, en referencia a las tres carabelas (Niña, Pinta y Santa María) usadas por Cristobal Colón para llegar a América. También esta canción dialoga con la maternidad, ya que en el vídeo ella se encuentra en el centro del plano poniendo huevos, y en la canción inmediatamente siguiente (Rakata) alimenta y da vida a distintos cuerpos trans -que están marcados con ese símbolo en la frente- como una madre monstruosa.
Otro factor vinculado con la reivindicación de aquello que tradicionalmente se considera abyecto es el tratamiento de la sexualidad desde una lógica totalmente alejada del pecado. En su infancia y adolescencia, la sexualidad -especialmente la homosexual- era una región negada, que ahora la artista busca oxigenar y expresar. Esto se puede ver muy claramente, por ejemplo, en la canción de Rakata, que también está cargada de simbolismo con una nueva reinterpretación de un mito, en este caso el de Sísifo:

Estos son solo tres ejemplos de la constante reapropiación de mitos que lleva a cabo la artista en su obra. Tanto en la música como en el universo estético de Arca, hay un diálogo y resignificación constantes de elementos con gran carga cultural y simbólica, sean los mitos ya citados, sean las figuras tratadas. En la ciencia ficción feminista que Donna Haraway cita en su Manifiesto cíborg, los monstruos no se utilizan a la manera tradicional (marcando la frontera de lo que no se debe de ser), sino que se utilizan como lo contrario: como promesas, posibilidades de un mundo nuevo. En el mundo artístico creado por Arca, de nuevo estas visiones monstruosas no nos espantan, sino que nos atraen y están envueltas por un halo de posibilidad. Más que tener pesadillas donde se huye de los monstruos, uno sueña con convertirse en ellos. Su obra, plagada de todas estas figuras monstruosas, tecnológicas y mestizas, parece traer a la vida y a la música todos estos sueños utópicos, por decirlo con Haraway, de un mundo sin géneros que tal vez sea un mundo sin génesis, pero también, quizás, un mundo sin fin.
Bibliografía:
- Haraway, D. J. (2020). Manifiesto cíborg (M. Talens, Trad.). Madrid: Kaótica Libros
- Stryker, S. (1994). My Words to Victor Frankenstein Above the Village of Chamounix: Performing Transgender Rage. GLQ: A Journal of Lesbian and Gay Studies, 1(3), 237–254.
- https://pitchfork.com/news/watch-arcas-new-ritual-video/
- https://www.vice.com/es/article/la-muerte-el-erotismo-el-folclor-y-el-crecimiento-desde-la-optica-de-arca/
- https://i-d.co/article/arca-were-all-transitioning-from-birth-to-death-its-inevitable/
- Todas las imágenes han sido sacadas directamente de los videoclips mencionados.

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