Charcos de abuelo y fin de año

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I. Caprichitos de un poeta digital

Deambulando por mis archivos del PC… ¡Qué concepto!
Me expongo y atraganto ante un documento .ODT

Deja que te (me) explique. Antes escribía mucho, pero ahora, desde que me obsesioné con Kenneth Goldsmith1 me dedico a revisar mis textos en busca de frases que me resuenen, que vibren. Que me hablen, desde mi propio ser, ajeno, a mi mismo. “Por decirlo de algún modo, estoy escribiendo en el agua” decía John Cage.

Como un arqueólogo del texto. Excavando desde la vida y solo de día ¿Para qué iba a esperar a estar enterrado, para que alguien fisgue en mis documentos? No puedo esperar, lo haré yo mismo.

Fin de año siempre es una fecha agridulce para mí. Nunca sé qué hago durante esas horas. Las de antes y las de después. Rememoro mi año en textos, notas, grabaciones de audio. Lo llevo haciendo desde hace años. Básicamente me transcribo todo el rato. Ayudé a transcribir un video a Jon Mikel Euba2.
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De aquí en adelante aparece ante mí un deseo de crear una retrospectiva, con un audio flamenco y toques del jazz de Dana and Alden. Dentro de un bar loco, una tarima que podría ser llenada por los creadores de la poesía concreta, las noches de bohemia y hambriento coyotes. Todo lo acontecido, dicho, susurrado… todo ello se comenta aquí, luego Dios dirá.

Desde que comenzó el año. 2025. Año… ¿de ambiciones? ¿de superaciones? Desde que comenzó el año. Dos Mil Veinticinco. Me dediqué a retomar textos antiguos, a medio hacer. Rehacer poesías, habladurías, ruido hablado.

II. Primer baño del año

La salida va a ser… Mejor dicho, la entrada. Será un intento de llevarme un charco. Llevarse consigo mismo la liquidez. Como si de las rebajas fuera. Yo hice uno, pero se mojó, entonces, dejó de ser charco.

A diez metros de otro país, el suelo no es té PG Tips3 ni barro. Tres manchas del tamaño de… (mi abuelo les llamaba explanadas). Pues eso. Un poco de pesca furtiva, secador natural, cama de arbusto y cualquiera diría que se trata de seis toallitas de usar y tirar.

Es curioso, el Estado español mantiene una jurisdicción muy estricta con el agua estancada. No se puede pescar en ellas, ni deambular alrededor, tocarlas o hablarles. Fotos y videos sí (porque lo hice). ¿Será que no es conveniente para el Estado que se trate con cariño al agüita? Oju. De algún modo, mi abuelo tuvo una visión. “Esto se llena con la lluvia pero en nada que salga el Sol, el agua se va corriendo”. Justo un año después se secaban las marismas de Doñana.

¿Habrá que hacer un techaíto con forma de mancha para dar sombra a los líquidos? Curiosamente, es mejor para la digestión la ingesta de bebida templada o caliente. Se gasta más energía al digerir el agua fría, porque hay que calentarla (supongo) (con lo bien que entra un agüita fresquita).

Mojarse contra el qué dirán. Ahora que pasó Fin de Año.

III. Desayuno de agua y frontera

Vi un grupo de albatros precipitarse al mar en busca de su brunch mañanero. A pocos metros de la costa mediterránea, con la luz verde que caracterizaba tu retina. Estuario.

La nostalgia que sentimos las gentes de costa cuando nos acercamos concéntricamente hacía el centro de la circunferencia terrestre, es solo comparable a la huida en desbandada de mi abuela en burro. “Las tribus del mar, y las esparcidas tropas de peces de todas clases”4. Una naranja dentro de una mochila y tres sardinas, rebotan en la superficie de la marea. Tres años desde que me quitaron la posibilidad de ir a verte y sabes que te veía a escondidas. Desde mi ventana. Sin prismáticos. Durante años te llevé en el bolsillo.

¡Qué ganas de que llegue San Juan! Para disfrutarlo a mi gusto. Para lavarme los codos y la nuca. Olor a fuego y sal. Esas noches te hablo y noto que me contestas. La mar5. En femenino. Recuerdo los anocheceres a tu lado, húmedos y secos a la vez. Inexplicable. Con tu piel… cuidaba la mía y, sin romper tu superficie, acaricié la tranquilidad con reflejos verdes y naranjas de la ciudad. Llevas tantas mezclas como mezclas tiene mi boca, a bocanadas me hundía en ti, la apnea es nuestro morse.

Mi padre, durante mis primeros años viviendo en Granada, se dedicó a enviarme videos del mar, la costa, las gaviotas, el sonido de las olas y el movimiento de las mareas. Comencé a vivir como una salamandra, rodeado de goteras y charcos. El nivel freático subió de Motril a Granada.

Tú, lector. Cierra los ojos e imagina un olor a salina. Un viento abierto y nubes nacaradas sobre un monte bajo. Gentes del mar. Yo no sé cuál es su árbol genealógico, pero la humedad introducida en sus tendones demuestra su origen flâneur de arena y agua. Las tres mejores cosas del mundo son de costa: El Cádiz C.F, Camarón de Isla y las tortillitas de camarones.

CCtC.

Tu de costa y es que… tu reflejo, marino y ante todo, sosiego. Los poros de los dedos se me abren cuando sobo la arena, cuando fotografío en blanco y negro tu costado a modo de recuerdo inmaterial.

IV. Nombrar las cosas es importante para no volverse loco

Mi abuelo. Monólogo sobre el mar y el tiempo.

[…] Lo que tú sientes […] al ver el mar.

Hombre, lo que yo siento ya como nosotros sentimos… Cómo sentimos todos los que nos vamos cuando… Nos vamos a un sitio y después… Pues te acuerdas de todo, de tu vivencia de aquí principal, me acordaba.

[…]

Ahí, no. Ahí, pues yo tampoco. el paraíso no era. Y luego, pues bueno, me acordaba mucho del mar, del mar, de la playa, de… de… todo.

Pero yo decía que mi padre era de aquí de La Línea y yo tengo que morir aquí. Me ha gustado mucho mi tierra. ¿Qué quieres que te diga? Con toda la dificultad y todo lo que he tenido… uno que ha ido luchando siempre adonde hemos ido.

Es que aquí nosotros somos… ¿sabes? muy hospitalarios. Aquí en La Línea, hombre, como en toda Andalucía. Como le digo a un alcalde de antes, que era amigo mío, y digo, yo he dado batalla, he tenido cuatros hijos y están aquí, mirando por el pueblo.

[…]

Hombre… yo ya si no veo un mar u otro, ya esto es como si te faltara la comida […] y más, cuanto más cerquita la tiene. Yo en Madrid, la verdad es que…

Porque claro, en aquel tiempo no te daba tiempo tampoco… Bueno nosotros teníamos dos charcas, allí donde nosotros vivíamos. El olor a… a salinas, el olor a… a… este… cuando hace este temporal que luego se calma y se te viene ese olor a lo que ha tirado más afuera.

Huele.

Eso es… eso no tiene precio. Eso es divino. Eso no tiene precio.

V. Nombrâh lâ cozâ êh importante pa no borberze loco5

Mi aguelo. Monólogo zobre er mâh y er tiempo.

[…] Lo que tú zientê […]

Ombre, lo que yo ziento ya como nozotrô zentimô… Cómo zentimô tôh lô que nô bamô cuando… Nô bamô a un zitio y dêppuêh… Puê te acuerdâ de tó, de tu bibenzia de aquí prinzipâh, me acordaba.

[…]

Aí, no. Aí, puê yo tampoco, er paraízo no era. Y luego, puê gueno, me acordaba muxo der mâh, der mâh, de la playa, de… de… tó.

Pero yo dezía que mi padre era de aquí de La Línea y yo tengo que morîh aquí. Me a gûttao muxo mi tierra, ¿Qué quierê que te diga? Con toa la dificurtá y tó lo que e tenío… uno que a ido luxando ziempre adonde emô ido.

Êh que aquí nozotrô zomô, ¿zabê?, mu ôppitalariô. Aquí en La Línea, ombre, como en toa Andaluzía. Como le digo a un arcarde de antê, que era amigo mío, y digo, yo e dao bataya, e tenío cuatrô ijô y êttán aquí, mirando por er pueblo.

[…]

Ombre, yo ya zi no beo un mâh u otro, ya êtto êh como zi te fartara la comia […] y mâh, cuanto mâh zerquita la tiene. Yo en Madrîh, la berdá êh que…

Porque claro, en aquêh tiempo no te daba tiempo tampoco… Gueno nozotrô teníamô dôh xarcâ, ayí donde nozotrô bibíamô. El olôh a… a zalinâ, el olôh a… a… êtte… cuando aze êtte temporâh que luego ze carma y ze te biene eze olôh a lo que a tirao mâh afuera.

Guele.

Ezo êh… ezo no tiene prezio. Ezo êh dibino. Ezo no tiene prezio.

Notas y referencias

1. Desde que descubrí la existencia de Kenneth Goldsmith nada ha sido lo mismo. Ahora cada garabato es una palabra nueva, cada margen es una estantería llena de libros, cada cita es algo que no dije, pero que podría haber dicho, Quotes Curator. La lectura de Escritura no-creativa es un deber para cualquier hacedor de textos, imágenes y todo lo que hay entre medio
2. Aunque Wikipedia diga que Jon Mikel Euba es un pintor y artista conceptual, yo diría que es un pensador del cuerpo, una fuente eléctrica con esquinas acolchadas en las que apoyarse a escuchar.
3. Mi marca de té negro favorito. En Gibraltar, siempre que pides té negro, te dan dos bolsitas. Se sobreentiende que con una sola bolsita, el té no queda lo suficientemente teñido. Ver como se tiñe el agua del té es pensar en el lore del expansionismo británico.
4. Opiano de Anazarba o alguien con un nombre parecido o un anónimo, hizo una recopilación de animales y entes marinos, dándoles atributos que oscilaban entre lo mágico y lo real. Otro griego, otro más.
5. Cuándo se habla de “la mar” seguramente sea cuándo el agua está bravía, movida, mala para la pesca, mar picada. La mar (en femenino) es algo que a los humanos (en masculino) les ha dado miedo. A mi me gusta cuándo la mar está revoltosa, me dejo mover por las olas en las orilla y te revuelcan, aprendí a nadar braza y espalda. Hombre pez de Liérganes.
6. Texto traducido al andaluz a través de la Propuesta ortográfica del andaluz “E.P.A.” Êttándâ Pal Andalûh.

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