Una cartografía de aquellos lugares comunes que no queremos aceptar
Scroll scroll. Una sucesión de imágenes de personas en shorts, en tops de tirantes, en blusas, en pitillos, en bermudas en el supermercado. Una cartografía de los pasillos del Mercadona, del itinerario a recorrer desde la entrada hasta la frutería. Zapeando zapeando. Vídeos en formato TikTok adaptados a vídeos en formato informativo con su correspondiente voz de presentadora que introduce el vídeo en formato TikTok. Vídeos en formato informativo para hablar de citas en supermercados, del ansia de encuentro, de las ganas de coincidir. Y en todas las casas risas. Vídeos formato TikTok adaptados a vídeos en formato informativo inundan las casas a la hora de comer y nos reímos. Y sentimos vergüenza. Y reconocemos esos espacios que hemos atravesado en incontables ocasiones. La misma firma de supermercados en cualquier ciudad, la misma superficie. Un itinerario. Nos reímos. Y reconocemos esos pasillos. Hemos estado ahí.
Annie Ernaux en Mira las luces, amor mío escribió “somos una comunidad de deseos, no de acción”. Anna Pacheco y Andrea Gummes en el podcast Ciberlocutorio dijeron “lo más importante del mundo está en Internet y si no está no nos interesa”. Esto ya lo he escrito. Me repito. Es más, voy a repetir lo que digo siempre cuando alguien me increpa que solo escribo de un par de cosas, las mismas; tengo tres o cuatro cosas que decir, como todo el mundo, solo busco formas distintas de decirlas. En conclusión, cualquier imagen es buena -incluso una inofensiva y veraniega y con piñas y en espacios conocidos y transitados hasta la saciedad- para reafirmar que estamos cansados, tristes y sin tiempo aunque las risas llenen las casas a la hora de comer ante la imagen.
Pensé en escribir sobre supermercados y sobre todo esto de ligar en supermercados mientras veía Mañaneros. De nuevo, vídeos formato TikTok adaptados a vídeos formato informativo pero con más gracia, dado que Lydia Lozano es colaboradora del programa y siempre me voy a sentir cercana a una mujer a la que tachan de llorona y no le importa, y vuelve a llorar en directo. Por lo visto, Pastora Soler en 2001 se adelantó a todo esto con su canción Corazón congelado: Adormilada, atontada como en un sueño te veo / Corriendo como un loco por un supermercado / Quieres mi corazón encontrar para comprarlo / Busca alocado por todas partes algo mío para guardarlo / De repente algo llama tu atención entre los congelados / Rodeado de consumidores que luchen para mirarlo / Excitado eres el primero en llegar para comprarlo. De esto hablaban en Mañaneros. Así que rectifico: lo más importante del mundo está en Internet y en las canciones de pop.
Mira las luces, amor mío es un diario de las visitas de Annie Ernaux al Alcampo durante unos meses entre 2012 y 2013. Ernaux se pregunta desde el comienzo por el supermercado como símbolo literario, sobre la importancia de su presencia en el imaginario colectivo. ¿Por qué no escribimos sobre supermercados? ¿Por qué nos resultan cutres, sucios, vacíos de imágenes y ocultables aquellos espacios llenos de estantes y luces a los que acudimos todas las semanas?
Escogemos nuestros objetos y nuestros lugares de memoria o más bien el espíritu de la época decide qué merece la pena ser recordado.
Me pregunté por qué los supermercados nunca estaban presentes en las novelas que se publicaban, cuánto tiempo necesitaba una realidad nueva para acceder a la dignidad literaria.
Annie Ernaux
Nuestros objetos y lugares de memoria; las visitas al supermercado a todo correr ante una cita inesperada, el deambular por sus pasillos, el marcaje de todas y cada una de las fiestas y fechas importantes en distintos colores y tipografías, las luces. Mira las luces, amor mío. El deambular de nuevo, una lista interminable para la elaboración de una comida especial, llegar corriendo a punto de cerrar, llegar corriendo y tener que marcharte corriendo porque no hay tiempo. Deambular de nuevo, transitar los mismos pasillos una y otra vez, sentir vergüenza, mirar los precios, vuelve la vergüenza. Ciento veinte minutos en un supermercado para cuadrar el presupuesto.
Estos son nuestros objetos y lugares de memoria, como lo es el pop, o la prensa del corazón. Vuelve la vergüenza. ¿Cuánto tiempo necesita una realidad nueva para acceder a la dignidad literaria?
Annie Ernaux achaca la ausencia de los supermercados en la literatura a la relación existente entre subsistencia -en un primer momento, el objetivo del super- y las mujeres. De la misma manera, el trabajo doméstico no se refleja en la literatura como trabajo o siquiera como algo que se lleva a cabo; casas limpias, ordenadas y abastecidas por arte de magia. Ernaux también señala el sesgo de clase que rodea el fenómeno del supermercado. Hasta los años 70s, todo escritor francés era un habitante del centro del París y por lo tanto, seguramente de origen burgués.
En el supermercado coincidimos, chocan nuestros status, nuestras posibilidades y hábitos de consumo. Lugares de memoria, espacios donde convergen necesidades comunes. Lugares donde se revela la vergüenza del no poder llegar, del no tener lo suficiente. Lugares donde se revela el cansancio. ¿Quiénes no están en los supermercados? ¿Quiénes tratan de pasar desapercibidos?
Desde hace quince años, cuando voy a un lugar, no me fijo en la presencia de las «minorías visibles», sino en su ausencia.
Annie Ernaux
Lo que me asusta de que Corazón congelado de Pastora Soler haya sido un vaticinio, es la posibilidad de que coincidir sea solo posible mientras se trabaja, o mientras te abasteces para seguir teniendo fuerzas para trabajar, o mientras consumes para sentir que tiene sentido que trabajes. Lo que me asusta es que no haya posibilidad de coincidir, de encontrarnos sin prisa, sin un horario de siete a ocho de la tarde. Me asusta como los lugares de consumo asumen los ritmos de los lugares de trabajo: eficiencia. Trabaja, consume con lo que has trabajado, reprodúcete mientras consumes para poder seguir trabajando. Lo que me asusta es que pronto no tenga tiempo para ver Mañaneros y por tanto, para pensar en que me gustaría escribir. Lo que me asusta es que todos los espacios que transitamos sean espacios de paso.
El hipermercado sí está inmerso en la Historia, presenta el gráfico de su evolución. Económica, por supuesto. Camisetas a 10 euros fabricadas por las obreras de Asia por unos céntimos, carne de cerdo pagada a un precio ínfimo a ganaderos incentivados para que produzcan de manera intensiva, reducción de un personal a menudo contratado a tiempo parcial, todo revela el aumento del dominio del capitalismo neoliberal, cuya fascinante forma es el híper.
Annie Ernaux
El super está inmerso en la Historia, en nuestra memoria, en nuestro transitar el mundo. El super es un prototipo a pequeña escala de cómo funciona el mundo. ¿Quiénes no están en los supermercados? ¿Dónde no hay supermercados? ¿Tengo que sumar a mi lista de la compra, una carta de presentación, de mis fortalezas, de mis debilidades? Exagero, casi seguro, pero me asusta que no quede registrado en ningún lugar aquellos lugares que nos dieron forma. Me asusta que pronto no queden lugares.

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